Phonsavan, jarras y bicicleta

sábado, 31 de enero de 2009

2009_0131_170942AA Phonsavan es la capital de la provincia de Xieng Khuang, en el noreste de Laos. Tiene 60.000 habitantes y cuatro calles asfaltadas, eso si, muy largas, que hacen una especie de rectángulo. Estas calles -en realidad dos de ellas son carreteras- se parecen bastante a la de la serie de TV “Doctor en Alaska”, solo que en tropical. El resto de las calles son de tierra. Lo único que hace que este pueblo tenga algo de vida turística es la famosa “llanura de las Jarras”. En un área muy grande alrededor de Phonsavan se han encontrado hasta 20 agrupaciones de estas jarras que tienen al menos 2.000 años de antigüedad, aunque esto no es fácil de precisar porque parece ser que no tiene restos orgánicos y, por lo tanto, no se les puede aplicar el carbono-14 ni nada por el estilo. Lo curioso es que nadie sabe para que se usaban, aunque la hipótesis de que fueran una especie de sarcófagos o urnas funerarias es la que más peso tiene. Tres de estas zonas (sitios 1, 2 y 3) son visitables, así que para allá me he ido.

2009_0131_125741AA Me habían dicho que el sitio 3, a 35 Km. de Phonsavan, era el más interesante y yo, que me fio de la gente y de mis fuerzas he alquilado una bicicleta esta mañana para llegar hasta allí. Pero no una bicicleta cualquiera, no. Una Merida Matts Sub 5 con suspensión delantera, frenos en V y 24 velocidades a la que he bautizado inmediatamente como “Emerita Augusta” -ya sabéis que soy un poco pedante :). El caso es que me ha costado 3,80€ por el día entero. Pero ha merecido la pena, la bici valía cada céntimo de ese dinero.

2009_0131_104758AA A las 8:45 me he puesto en marcha y mi primera parada ha sido en la oficina de turismo, a la salida del pueblo. Allí nadie hablaba una palabra de inglés y ni siquiera podían indicarme la dirección a seguir para llegar a la llanura (menos mal que ya lo sabía y solo preguntaba por sacar conversación). Encima de una mesa vi el típico libro de firmas para llevar el registro de visitantes y les dije que si podía apuntarme… naranjas de la china, que no, que no podía apuntarme. Glorioso. Seguí camino y sobre las nueve y media pasé por el desvío que lleva a el sitio 1, un rato más tarde hay que dejar la carretera para seguir por un camino pedregoso y polvoriento que, afortunadamente, deja de ser pedregoso a los 4 o 5 kilómetros para ser solo polvoriento. A las diez y media pasé por el del sitio 2 y, por fin, a las 11:20, llegué al sitio 3. dos horas y 45 minutos -con paradas- para recorrer 35 Km, no está mal.

2009_0131_112310AA Tras pagar en la taquilla los 0,65€ de la entrada hay que recorrer alrededor de un kilometro -en las guías pone que son 2, pero se me hace mucho- entre arrozales para llegar a lo alto de la colina donde se encuentran las jarras. En esta estación los arrozales son grises, pero en verano, con las lluvias, debe ser de un verde impresionante. La colina tiene algunos árboles, así que se está fresquito y me pasé un buen rato viendo la llanura que se extendía a mis pies en todas direcciones, las montañas a lo lejos y, claro está, las jarras. Muy curiosas las jarras. En el tiempo que estuve allí llegaron y se fueron tres grupos de turistas (2 o 3 en cada uno de ellos) con guía y eso es todo. Silencio y tranquilidad.

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2009_0131_134523AA Volví a por Emerita Augusta y emprendí el regreso a las doce y media. Cuando llegué a la carretera, a las dos y veinte, tenía mucha hambre, así que me acerqué a comer al primer sitio que vi, una explanada con toldos, muchas mesas, y algunos laosianos comiendo en algunas de ellas. Pregunté a los lugareños si era un restaurante y, tras un rato de conversación gestual, se me acercó un chaval -creo que es “el chaval que habla inglés del pueblo”- a decirme que me sentara con él y sus amigos. Compartí su arroz, carne, verduras y agua mientras me explicaba, como podía, que estaban preparando la celebración de la boda de un amigo suyo y de ahí los toldos y las mesas. Touy, que así se llama el chaval, me dijo que me quedara a la fiesta, pero al ir en bici no podía permitir que se me hiciera de noche, además tenía que devolverla antes de las 20:00. Curiosamente Touy estudia matemáticas en la Universidad de Vientiane. Le pedí la dirección para mandarle una postal desde España. Antes de irme le dije que me presentara al novio, que andaba por allí. Cuando me lo presentó quise darle algo de dinero como regalo, él parecía contento pero la madre, que andaba por allí también, vino corriendo diciendo noseque y le hizo devolvérmelo. Touy me explicó que la madre decía algo así como que “los amigos no pagan”. Así que me fui de allí sobre las tres y media con nuevos amigos, el estomago lleno y una botella de agua en la mochila. Lamentablemente no se me ocurrió sacar la cámara de fotos en todo el rato (miento, lo pensé al principio, pero me dio vergüenza).

2009_0131_160346AA Cuando pasé por la señal del desvío al sitio 1 (2,5Km desde allí) estuve a punto de pasar del tema, pero la carretera parecía buena y sin mucha pendiente y había leído que las jarras más grandes se encontraban allí, así que hice un esfuerzo extra y me acerqué. Esta zona, al ser la más cercana a Phonsavan, está mucho más “industrializada”, con un bar en condiciones al lado de la taquilla y un parking de pago (obviamente dejé a Emerita Augusta en la carretera, a lo gratis). También había bastante más gente que en el sitio 3. Entré, subí a la primera colina (en este sitio hay dos o tres), saqué unas fotos y listo. Al fin y al cabo son solo jarras, ¿No?

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2009_0131_172325AA A las cinco y media -tras 75 kilómetros y unas 4 o 5 horas pedaleando- me despedí, con lágrimas en los ojos, de Emerita Augusta y me fui a echarme una siesta de campeonato. No sin antes charlar un rato con el hombre que sale en la foto de al lado. Un viajero danés con mucho mundo a sus espaldas. También entre a ver la exposición del “Mines Advisory Group” (MAG) sobre los UXO, muy pequeñita, pero interesante.

 

Nota: No entiendo muy bien porque lo llaman LLANURA de las jarras, están casi todas en lo alto de colinas :-S

Vientiane-Phonsavan

viernes, 30 de enero de 2009

Estoy publicando esta entrada junto con la anterior "Vientiane, la capital más tranquila del mundo". Si quereis leer cronológicamente empezad por ahí (estará más abajo, lógicamente).

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Otra vez en la carretera, y además la misma. El bus ha vuelto a desandar parte de lo andado en días anteriores (unos 250Km) por la ruta 13 y luego se ha desviado hacia el Este por la 7 para llegar a Phonsavan, a 1200 metros sobre el nivel del mar y a unos 450 Km -11 horas de autobús- de Vientiane. He salido del hostal -por cierto, adjunto la foto de la colcha de Doraemon, por si no os lo creíais- antes de las siete y me ha impresionado el aspecto de la ciudad a esa hora. Apenas algunas motos por la calle y silencio, mucho silencio. Parece mentira que estemos en la capital de un país y que sea viernes (!)

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Por si no os habéis enterado: 11 HORAS DE AUTOBÚS, si, si, 11 horas. Y lo que más me sorprende es que no me siento demasiado destrozado y que considero que he pasado un día bastante interesante.

2009_0130_151820AA Para empezar el bus iba bastante vacío y tenía dos asientos para mí, así que podía medio tumbarme y moverme con facilidad, además el hueco para las piernas era generoso. Encima he hecho más amigos, yo era el único guiri del bus, pero las chicas que se sentaban detrás de mi, Phet y Ticna, hablaban un inglés bastante correcto y hemos charlado bastante. Y, por supuesto, los paisajes -aunque repetidos durante la mitad del camino- son interesantes; ya sabéis, montañas, árboles, ríos, laguitos… y ya llegando a Phonsavan se empiezan a ver los efectos de la Guerra Secreta (pacieeencia, que ya llega) en forma de claros en la selva y rocas ennegrecidas y, sorpresa, ¡Pinos! No había visto coníferas desde que llegue a Asia (creo), supongo que la altitud de esta zona (1200 metros) crea un clima menos tropical y más adaptado a estos árboles.

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De Phonsavan hablaré mañana con más detalle, ahora toca escribir la redacción que llevo días demorando:

La Guerra Secreta y los UXO, por Daniel Rivas.
En 1962 el tribunal de Ginebra declaró a Laos país neutral en la guerra de Indochina. A pesar de ello, entre 1964 y 1973 el ejercito de los EEUU se entretuvo en bombardear Laos de forma sistemática para intentar -sin éxito- cortar la línea de aprovisionamiento de los vietnamitas en la guerra -que se desarrollaba en el centro y sur de Vietnam-, la famosa ruta de Ho Chi Ming. Esta guerra fue llamada la “Guerra Secreta” porque ni siquiera el congreso de los EEUU sabía de su existencia. Durante ese tiempo realizaron 580.344 misiones y se lanzaron dos millones de toneladas de bombas, convirtiendo a Laos en el país más bombardeado de la historia -tocaban a 500 Kg de bombas por laosiano. La región más castigada fue Xieng Khuang, en cuya capital, Phonsavan, me encuentro ahora. Lo peor de todo esto es que el 30% de estas bombas no estallaban al caer, así que dejaron esta zona, y otras muchas del país, sembradas de UXO, unexploded ordnance (artefactos sin explosionar). Estos artefactos aún hoy siguen causando víctimas, sobre todo niños que se los encuentran y los tocan o juegan con ellos sin saber del peligro que esto conlleva.
En esta región se usan los restos -desactivados- para todo, como soportes para vallas, de barbacoas, floreros, llaveros… cuando he llegado ya era de noche y no he visto muchos, pero me parece que mañana me voy a hinchar. Ya os contaré.

Vientiane, la capital más tranquila del mundo

jueves, 29 de enero de 2009

Hoy me he levantado tempranito y a las 8:05 estaba en la puerta del Museo Nacional. Se supone que abren a las 8:00, la verja estaba abierta, pero no así el edificio. Ni un alma a la vista. Le di la vuelta y, en la puerta de atrás me encontré con dos o tres trabajadores del museo esperando, resulta que el que tiene las llaves no había llegado aún… esto es lo que llaman el “Lao style”, estos tipos son los reyes XD. Estuve allí de risas con ellos (no vayáis a pensar que se cabrean por una nimiedad como que el museo nacional se vaya a abrir media hora tarde un día) hasta que llegó el de las llaves en su moto y volví a dar la vuelta para entrar por la puerta de los guiris.

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2009_0129_084059AA El Museo Nacional de Laos no es precisamente el British o el Hermitage… pero por 1€ no se puede pedir mucho más (o sí, o que se yo). La mayor parte de las piezas están al aire, sin vitrinas ni nada. Eso si, con carteles de “no tocar”. No hay cámaras, ni vigilantes… me da que no tienen ni para pipas. Está ordenado cronológicamente, empezando por los dinosaurios (con algunos huesos y todo), los primeros homínidos, la prehistoria (tienen una jarra de 1 metro de alto de la llanura de las ídem, a donde iré mañana). Hay una colección de budas pequeños de oro y plata rescatados de traficantes (estos si que están encerrados a cal y canto, ver foto). Y enseguida se pasa a la parte ideológica; 2009_0129_085119AA bustos de Lenin, Ho Chi Ming y nosequien, el primer comunista de Laos. Retratos de Marx, fotos de encuentros y reuniones… curiosamente la única referencia sudamericana que encontré fue una foto de la visita a Laos de un ministro cubano. Nada de Fidel ni del Che. En esta zona también se encuentra la colección de armas, M16 americanos (al lado de los cuales pone -traducción literal: “estas armas fueron traídas por imperialistas americanos para matar al pueblo laosiano”), Kalasnikovs y alguna pieza de mayor calibre. También hay algo sobre la naturaleza del país, una pequeña sección sobre la Guerra Secreta y los UXO (ya hablaré de esto más adelante) y una vitrina con pequeños alijos de hachís, opio, heroína y anfetaminas. En total me llevó media horas recorrerlo entero con cierta calma.

He vuelto al hostal y he desayunado con mis nuevos amigos, Bruno y Miriam. Me he mudado de hostal  para tener una habitación individual en un sitio en condiciones, por 6,65€ merece la pena, y además tengo una colcha de Doraemon :D

2009_0129_131129AA El siguiente paso ha sido pillar una bicicleta y dar una vuelta por el Arco de la Victoria (que pretende parecerse al Arco del Triunfo de París) y Pha That Luang -que es el monumento más importante de Laos- ninguno de los dos sitios me ha parecido lo bastante interesante como para entrar, pero hay que tener en cuenta que hacía muchísimo calor y eso quita las ganas de todo. Donde si he entrado ha sido en la exposición de COPE (centro de rehabilitación nacional), que me ha dejado de piedra. Es una exposición sobre los efectos de las UXO (unexploded ordnance, artefactos sin explosionar… repito, ya hablaré de ello) y 2009_0129_132501AAcomo esta organización ayuda a los afectados. Está muy bien montada y el personal está a tu servicio en todo momento.Estuve un buen rato viendo videos, fotos, leyendo historias… hay un par de “juegos” con prótesis adaptadas para probarlas, pero no fui capaz de intentarlo. Al final dejé mi firma y un pequeño donativo y me fui con el alma arrastrándose tras el guardabarros de la bicicleta.

 

 

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Sobre las cuatro dejé la bici, comí algo y me fui al paseo del río a ver atardecer desde una terraza. Había quedado con Bruno y Miriam, pero llegué hasta el final del paseo -y más allá- y no los vi, así que me senté en un sitio al azar y allí me quedé viendo la puesta de Sol tras la otra orilla del Mekong -por cierto, la otra orilla es Tailandia- hasta que se hizo de noche (más fotos en la galería).

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Notas:
1- A pesar de la pobreza del país se ven muchísimos coches nuevos, furgonetas, todoterrenos y, sobre todo, pick-ups. Como ejemplo el carro del malnacido que está a punto de atropellarme en el video de hoy.
2- En este país no hay un solo McDonald's, KFC, Burger King ni similares. Supongo que en Cuba tampoco habrá, pero… ¿Habrá más países en esta lista?

Vang Vieng-Vientiane

miércoles, 28 de enero de 2009

2009_0127_183140AA Al final cambié de idea, creo que el tubing y las cuevas no son argumentos suficientes como para quedarme otro día en un sitio tan sobreexplotado y “disneylandizado” como Vang Vieng. Los bares de enfrente cortaron la música anoche a las doce y cuarto… la hora oficial son las 23:00. Y luego la romería de borrachos cruzando el puente, claro… Quizás soy demasiado viejo. El caso es que esta mañana me he levantado a las 7, me he duchado con agua fría -aún no había vuelto la electricidad- y he salido pitando para la estación de  autobuses. Aquí (y en Tailandia) tiene la costumbre de poner las estaciones de autobuses a 2 o 3 kilometros de los pueblos, creo que es para dar trabajo a los conductores de tuktuk (lo digo en serio). He cogido la minivan de las 9 para Vientiene y, sin novedad, he llegado aquí a las 13:30. El camino comienza siendo montañoso-“colinoso”, pero enseguida se vuelve llano. El paisaje es tan diferente como el del viaje de ayer, muchos árboles, aldeas con casas de madera (y parabólicas por todos lados, claro). Y un grupo de moteros con alambrettas… vamos, que aunque los viajes sean largos uno no se aburre aquí :)

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Al llegar a Vientiane los tuktuks querían cobrarme entre 50.000K y 20.000K por llevarme al centro. Yo, que me había mirado bien el mapa, sabía que estabamos muy cerca, y les decía a todos que 5.000. Ninguno aceptó, así que caminé. Apenas 15 minutillos de paseo por las calles principales. Hacía calor, pero el aire fresco lo hacía muy llevadero. Casi todos los guest houses estaban llenos pero, increiblemente, los precios son ¡la mitad! que en Vang Vieng. Al final he encontrado un dorm (habitación compartida) de 2 literas por 20.000K (1,90€, la habitación más barata de mi vida). No es ninguna maravilla, pero con un poco de suerte mañana puedo tener una habitación para mi solo por 4,75€.

2009_0128_141320AA Me he refrescado y he salido a dar una vuelta por la ciudad. Vientiane, capital de Laos,  tiene 500.000 habitantes y es como un pueblo grande. Si, lo de la foto son gallos y gallinas en una de las calles principales y creo que los meten en esas jaulas para que no los atropellen los coches. Al igual que en Luang Prabang se ven los efectos de la ocupación francesa por todos lados. Las casas coloniales, el palacio real (colonial)… incluso una réplica “laosianada” del Arco del Triunfo de París. Se respira tranquilidad, aunque los guest houses estén llenos no se ve a mucho turistas por la calle y los coches y motos van despacio. Me he acercado a ver a mi amigo, el Mekong y poco más.

Por la noche me he encontrado con mis compañeros de habitación, un matrimonio frances que no habla más que frances (aunque la madre de ella es de Badajoz) y un portugues, Bruno, que está viajando por Indochina buscando un sitio en el que quedarse un año a vivir. Cuando hablaba con él en español se nos ha acercado Miriam, una chica de Valencia-Barcelona residente en Granada que se ha pasado tres semanas perdida por el norte del pais en moto, haciendo autostop (y barcastop en el Mekong), durmiendo con la gente o en el campo, cocinando bajo las estrellas, duchandose en río, ahora va a Tailandia porque se le caduca el visado, pero pretende volver… un personaje.

Notas:
1- Ayer se me “olvidó” comentar que la carretera por la que fuí (Ruta 13 entre Luang Prabang y Vang Vieng) fué en sus tiempos objetivo de guerrillas antigubernamentales (ejemplo), creo que lo poco que queda de esas guerrillas malvive ahora muy al norte, en la frontera con China.
2- Pocas fotos hoy, os pido disculpas.

Luang Prabang-Vang Vieng

martes, 27 de enero de 2009

2009_0127_074100AA A pesar de que anoche me acosté tempranito me ha costado levantarme esta mañana a las siete para coger el bus a Vang Vieng. He desayunado un bocata de tortilla francesa sin nada más (0,95€) -estoy mucho mejor, pero no es plan de estropearlo ahora. El bus (8€) ha salido a las ocho en punto, con una puntualidad suiza. Es un bus viejo, pero con asientos cómodos y espaciosos, además iba medio vacío y he disfrutado de dos sitios para mi solo :)

 

2009_0127_111949AA De Luang Prabang a Vang Vieng hay 230 kilómetros de curvas. Para que os hagáis una idea, viene a ser como una carretera asturiana. Solo que aquí la vegetación que cubre las montañas es más tropical, claro. Las montañas, los bosques, las aldeas y los aldeanos hacen que las seis horas y media de viaje (con una parada de media hora casi al final) se pasen de un modo bastante ameno.

 

 

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Vang Vieng, ¿Por donde empezar con Vang Vieng?… creo que empezaré citando a la biblia -guía Lonely Planet (traducción libre y anotaciones personales en rojo):

La queja más común es que para ganar sus medallas como miembro de la comunidad mochilera internacional Vang Vieng ha perdido su alma. La calle principal de esta otrora tranquila villa es ahora una especie de hermano pobre de Khao San Road (la calle mochilera de BKK, ya hablé de ella), con mochileros tumbados en bares viendo taquillazos de Hollywood y un capítulo tras otro de Friends (doy fe, he contado 3 bares de Friends y 1 de Los Simpsons) mientras engullen happy-batidos.

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El caso es que he llegado, me he metido en el guest house más barato que he encontrado (9,50€, esto es bastante caro), he comido un arroz con atún a secas, sin salsas raras ni nada con una infusión de menta natural y me he ido a dar una vuelta por el pueblo y alrededores. Dando la vuelta he decidido pasar el día de mañana aquí para visitar alguna de las cuevas y quizás descender el río en una rueda de camión, “tubing” le dicen a eso. Cito otra vez a la biblia “hacer tubing en el río Song se ha convertido en un rito de paso en el circuito mochilero de Indochina. Y todo sea dicho, es muy divertido”, creo que va a merecer la pena.

Aquí abajo a la izquierda podéis ver una foto de mi primer encuentro con uno de los regalos que el ejército norteamericano dejó por estas tierras hace unas décadas, ya hablaré más del tema cuando llegue a Phonsavan.

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2009_0127_173942AA El pueblo está perfectamente descrito por la primera cita, así que solo añado que escribo estas líneas en la cama de mi habitación con los tapones puestos ya que hay una competición entre los bares del otro lado del río para ver quien pone peor música y más alta -me han dicho que cierran a las 23:30... ¡Ojalá! Además escribo iluminado por una vela, hace unos minutos se ha ido la luz y me han dicho que se arreglará en 40 mins… ya veremos. Lo peor es que solo ha sido en mi hostal, los bares de enfrente siguen vomitando ruido. A cambio he disfrutado de una magnifica puesta de sol desde la misma puerta de la habitación.

Son las 19:39 y ya solo me queda salir a publicar la entrada de ayer y esta, subir las fotos a la galería y cenar algo.

Notas:
1- Aún no sé que pensar de Laos, llevo cinco días aquí y sigo desconcertado.
2- Agradecería mucho opiniones sobre los videos, me lleva bastante tiempo subirlos y ponerles música y no sé si merece la pena.
3- He cenado pescado plancha con patatas fritas… espero no haber tentado demasiado a la suerte. Le he caído bien al tío del bar y me ha regalado dos plátanos al salir.
4- La luz volvió en un rato. Pero cuando salí de la habitación se había vuelto a ir. Me han prometido que esta noche habrá luz…
5- La conexión parece buena, pero hace cosas raras, como no dejarme subir fotos al picasa. Cuando estén os aviso :-(

Luang Prabang, cascadas y clase de Inglés

lunes, 26 de enero de 2009

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2009_0126_145357AA El famoso coco frito se ha cobrado su tributo y he pasado una noche bastante mala. Quizás no debería haberme tomado la “bolsa” -hoja de platanera- entera… A las siete Jaquy ha pasado a despedirse, se va a Phonsavan, y me he vuelto a meter en la cama. He hecho una breve escapada a media mañana a un ciber y me he vuelto a encerrar, he visto las noticias, un rato del partido de Nadal -que suerte que esto me haya pasado en una habitación con TV por satélite- y a la una he salido otra vez para ir a las cascadas de Kuang Si. Ya había pagado y no era plan de tirar los 4,75€. Para entrar en la zona de las cascadas hay que pagar otros 1,90€. Hay tres zonas de baño, mucha selva, un recinto con osos rescatados de los furtivos… y muchísima gente. De todos modos merece la pena, es muy bonito. Por precaución solo me he bañado hasta la cintura, y me he quedado con las ganas de saltar al agua con la cuerda. Otra vez será. A la vuelta nos han parado en una “aldea típica” que hay al lado de la carretera, un camino de cemento sale desde la carretera, se interna un poco en la aldea y regresa a la carretera unos metros más adelante. Por el camino decenas de niños en puestos cantan “buy,buy”, “two thousand kip” y cosas así para vender pulseritas, telas, bolsos... La verdad es que no me ha gustando ni un pelo.

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2009_0126_175733AA Hemos regresado a Luang Prabang sobre las cinco y media y me he ido directamente a ver a mi amigo el novicio, que me dijo que fuera a las seis para acompañarle a su clase de inglés. Cuando he llegado estaban en el templo rezando -he grabado el sonido, a ver si puedo subirlo para que lo oigáis. Cuando han terminado me ha enseñado la habitación que comparte con otros dos compañeros, tienen luz eléctrica y todo :) Se ha cambiado de túnica y nos hemos ido al cole.

 

En la clase son nueve novicios de entre 15 y 18 años y dos seglares algo mayores. El nivel es bajillo, y el profesor tiene un acento asiático tremendo, pero ponen mucho interés y hacen listenings con un radiocasete y todo. Al final me ha tocado salir a la pizarra a contarles cosas sobre mi. En la ronda de preguntas me he quedado boquiabierto cuando uno me ha dicho “buenas tardes, señor” en un perfecto castellano. Resulta que el chaval también recibe clases de español. Como no podía ser de otra manera nos hemos sacado una foto de grupo :)